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Para los libaneses “la necesidad es la madre de la invención”


Jóvenes descansan frente al mar en el paseo marítimo de Beirut. | Michael Wave
Jóvenes descansan frente al mar en el paseo marítimo de Beirut. | Michael Wave

La devastadora crisis que golpea al Líbano desde 2019 está obligando a la economía a transformarse. En medio de una moneda a la baja, una hiperinflación que alcanza niveles históricos (la tasa de inflación anual de alimentos y bebidas no alcohólicas ha superado el 350 %), una fuerte escasez de divisas y una factura de entre 10.000 y 15.000 millones de dólares para que Beirut y su gente se ponga de nuevo en pie tras la explosión del 4 de agosto de 2020 en un almacén portuario que dejó a 300.000 personas sin hogar, los libaneses están haciendo todo lo posible para sobrevivir, incluso reinventándose.


A raíz del desastre de la explosión del puerto, la Agence Française de Développement (AFD), en asociación con la ONG Mercy Corps, creó un fondo para apoyar a las muy pequeñas y medianas empresas afectadas por la explosión. El fondo, que ascendió a un total de 1.000.000 de euros, tomó la forma de una transferencia de efectivo incondicional y se concedió entre septiembre de 2020 y el otoño de 2021. El programa permitió que 254 empresas locales increíblemente vulnerables siguieran funcionando.


De un país de turismo y servicios bancarios que importa más del 80% de lo que consume, el país se encuentra en una transición forzada hacia el inicio de la industrialización en sectores clave como la alimentación y la producción de medicamentos.


La ecuación es simple: cuando el país ya no puede permitirse comprar alimentos o productos exportados, tiene que encontrar una manera de hacer las cosas por sí mismo.


El programa permitió que 254 empresas locales increíblemente vulnerables siguieran funcionando.

Y así fue como hace un año abrió sus puertas la primera fábrica de pasta libanesa. Unos cincuenta empleados elaboran todos los días, 4.000 paquetes de espagueti, tagliatelle o incluso lasaña. Todo “hecho en el Líbano”. La empresa, llamada “Del Líbano”, utiliza ingredientes como el trigo y el agua que se producen en el mismo país.


Antes, el Líbano exportaba trigo a Europa para hacer pasta y luego importaba la pasta de vuelta al Líbano. La empresa libanesa ahora vende su producto en todo el país por la mitad de precio que sus competidores extranjeros.


Con el aumento vertiginoso del precio del queso importado, la fábrica de queso libanés ubicada en Zahleh “Grate&Crumble” vio una oportunidad que aprovechar.

La empresa familiar libanesa se ha diversificado así, ofreciendo nuevos productos locales, como la mozzarella, que los consumidores libaneses antes compraban a marcas extranjeras. La compañía ahora cubre todo el Líbano.


Sin financiación, todo el sector público está prácticamente paralizado.

Otro ejemplo es la cooperativa de mujeres libanesas “Al Tayeb”, con sede en la ciudad de Kfardebian al norte de Beirut, que se especializa en la producción de alimentos locales y tradicionales libaneses, como mermelada de cítricos y pasta de frutas sin olvidar el famoso “Makdous” libanés – berenjenas de pequeño tamaño rellenas de una mezcla de nueces, ajo y pimienta de Alepo, saladas y marinadas en aceite de oliva. Las 13 mujeres que forman la cooperativa reciben, cada una, una parte de las ganancias, así como un salario por su trabajo en la preparación y procesado de alimentos.


De hecho, las importaciones de productos lácteos, huevos, frutas y miel se redujeron a la mitad; los envíos de chocolate se desplomaron en dos tercios.


En su lugar, han surgido algunas alternativas sostenibles locales a medida que un número creciente de libaneses se deshace de la creencia generalizada de que lo fabricado en el extranjero es lo mejor.

Segundo Foro Árabe para la Igualdad. | AFE
Segundo Foro Árabe para la Igualdad. | AFE

Los mercados domésticos libaneses como Souk El Tayeb en Mar Mikhael, en Beirut, están brindando a las personas una alternativa saludable, casera y menos costosa que condujo al aumento de las ventas de productos locales.


Cada vez hay más campañas de concienciación para comprar productos locales. Por un lado es más barato y por otro lado, los libaneses entendieron que eso es lo que deben hacer para salvar su economía.


Durante su participación en el “Segundo Foro Árabe para la Igualdad” realizado los días 6 y 7 de junio de 2023, con la participación de ministros árabes y delegados de alto nivel, además de representantes de agencias de Naciones Unidas que operan en la región y otras organizaciones regionales, civiles, redes sociales y think tanks internacionales, el Ministro de Agricultura libanés, Hajj Hassan, dijo que su Ministerio ha desarrollado una estrategia después de la guerra en Ucrania basada en cuatro puntos principales: activar el trabajo cooperativo, la extensión agrícola, asegurar el agua y expandir las áreas cultivadas. “En el Líbano, tenemos 300.000 hectáreas cultivadas y podemos expandirlas a 700.000 hectáreas”, agregó.


Los libaneses tienen razón al intentar buscar soluciones por sí mismos, el jefe de la delegación del Fondo Monetario Internacional (FMI), a cargo del expediente libanés, finalizó una misión de varios días en Beirut durante el mes de junio de 2023 con una clara observación: la “dislocación de la economía” es gravísima. Sin financiación, “todo el sector público está prácticamente paralizado”; la inflación es de tres dígitos; la creciente pobreza y el Líbano “corren el riesgo de quedar empantanados en una crisis sin fin”.

Los libaneses en su desesperación entienden ahora que ya no pueden seguir esperando un milagro y que deben crear uno.

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